AMULETOS DE AMOR VERDADERO

El concepto amuleto deriva de amulētum, un vocablo latino. Un amuleto es un objeto que una persona tiene que llevar consigo para que le brinde protección o buena suerte.

En todas las culturas del mundo se han utilizado amuletos. Si quieres vivir correctamente tu fe, tu vida espiritual, es más apropiado llamarlo símbolo. Los símbolos, no tienen un poder en sí mismo, son la cara sensible o externa de una realidad más profunda. Estas realidades profundas, existen, pero son tan eternas, infinitas y trascendentales que nos faltan palabras. Por eso, podemos representarlas en símbolos.

Es muy frecuente que las religiones o diferentes espiritualidades tengan sus símbolos. Es más, los símbolos forman parte de la expresión de fe.

¿Qué diferencia hay entre símbolo y amuleto? Al amuleto se le otorga poder en sí mismo. No ligado a ninguna realidad o divinidad más. Es tratado como una realidad divina en sí, con poder sobre nuestra vida. Esto nos hace vivir lo trascendente como superstición. Es decir, otorgar a un objeto la cualidad de Ser Superior o Trascendente, cuando no lo es.

En cambio, los símbolos son la cara externa o sensible de realidades trascendentales. Por ejemplo: Dios, Amor, Esperanza, Fortaleza, Justicia, Paz. No es el objeto en sí lo que tiene poder, sino la realidad que representa.

Las estrella de mar, son por su belleza deseadas. Existen muchas leyendas en las distintas culturas y religiones. Te animo a investigar y compartir, si en tu lugar de origen existen estas leyendas.

La estrella, al igual que la estrella de mar, son símbolos celestiales y como tal, ellas representan el amor divino infinito. Además de este amor, la estrella de mar también posee características como guía, vigilancia, inspiración, brillo e intuición.

¿Conoces alguna leyenda en torno a este símbolo?…Comparto mi historia…seguir leyendo

Familia, Escuela de Amor

El primer Domingo después de Navidad se celebra el día de la Sagrada Familia. ¿Lo sabías?.

La familia es el primer lugar donde empezamos a ser amados. Somos recibidos generalmente, con alegría.

Como todo lo que está vivo, hay que cuidarlo, y también es necesario aprender a diferenciar, aquello que hace bien a la familia, de aquello que la daña.

Lo que hace bien a las familias es el perdón, la generosidad, la delicadeza, decirnos las cosas buenas, el agradecimiento, ser flexible, compartir momentos juntos, dialogar, ser humilde para reconocer nuestros errores, expresar el cariño, ser verdaderos. Y muchas más formas en las que se expresa el amor.

Todo esto hace crecer… Y lo contrario nos atrofia, enquista, entristece y daña: el egoísmo, las mentiras, la queja permanente, la exigencia, la no colaboración, la infidelidad, la falta de detalles, la no expresión del cariño, el no cuidado de nuestro hogar. Esto solo son unas pinceladas de falta de tono en nuestra capacidad de amar.

Todos podemos poner nuestra unicidad en familia. No escondas tu amor. Aunque a veces, no sea visto, valorado o correspondido.

Contemplando la Sagrada Familia: Jesús, María y José podemos admirar este amor incondicional, la sencillez de ser y existir en familia.

¿Tienes guardados en tu corazón momentos felices compartidos en familia?. Deja que ese amor te empape y renueva tu amor a los tuyos.

CADENA DE FAVORES

Esta es una película que realza el valor de las buenas acciones hacia las personas que nos rodean. Las acciones cotidianas hechas con la intención de mejorarme a mí mismo o aportar algo positivo a los demás, son de las cosas que más valen, y que están al alcance de todos. Es el valor por excelencia que Jesús de Nazaret, el fundador del cristianismo puso de manifiesto, el valor del Amor incondicional.  No hay que esperar a ser adulto para vivir el valor de la ayuda, la responsabilidad, autonomía, madurez, libertad. Todo eso ya puedes vivirlo hoy.

¿Por quién estarías dispuesto a hacer una buena acción? ¿Conoces personas que han hecho algo bueno por los demás?.

            La historia nos demuestra que hacer el bien no siempre es señal de éxito social, a veces hasta se pierde la vida por estar en el lugar que a otros les molesta porque nuestra presencia denuncia malas actitudes de los demás aunque no queramos. Esa es la historia de Trévor, un buen chico que no se cayó ni se quedó pasivo ante la injusticia, la violencia ni el acoso.

Empieza ahora mismo a pensar en esas personas por las que ya hoy puedes empezar a mejorar el mundo, no seas un espectador, ¡actúa!.