Una opción para acercar a cualquier persona a su dimensión espiritual con ejercicios sencillos que ayuden a conectar las capacidades de relación que más sentido pueden darle a la vida.
Vivir la preparación de la Navidad aprendiendo a centrarse en lo importante. No tenemos porque vivir las celebraciones dejándonos llevar por lo que hace todo el mundo. Hay otras formas también sencillas, y profundas.
Ampliar y profundizar en el conocimiento y el origen de las fiestas te dará libertad.
Nos afixiamos comprando sin sentido, como programados por los anuncios que nos recuerdan que es tiempo de celebrar. Pero es importante que entendamos que es lo que celebramos. Y es importante usar el sentido común. No somos robot programados, no marionetas, ni somos más felices por tener más de lo que necesitamos.
Piensa, ¿cómo quieres prepararte interiormente para la Navidad?¿ Alguien a quien tener en cuenta?¿Algo tuyo a tener en cuenta para vivirla con coherencia personal?.
¿Conoces el significado de la corona de Adviento?. Conocer te capacita para vivir con conciencia y libertad.
Hay muchas formas de conocer las historias de la Biblia, una de ellas es el cine. La película El príncipe de Egipto, nos recuerda que aún sigue habiendo personas opresoras y oprimidas. La libertad, la búsqueda del bien, la justicia y la paz, son los grandes valores que transmite la Biblia a través de sus relatos.
Moisés a saca de Egipto a los judios y sigue siendo de actualidad que hay personas que sufren la injusticia, la esclavitud y el maltrato. ¿Quiénes en nuestra sociedad siguen interesados en que no seamos tratados igual? ¿Quiénes siguen marginando a los demás por no ser de su religión? ¿ Quiénes siguen ejerciendo violencia sobre otras personas?.
Las historias bíblicas se escribieron entre otras cosas, para crear memoria histórica y reflexionemos para que no cometamos los mismos errores y horrores. Los relatos, son un patrimonio, un legado del primer pueblo, el pueblo fundacional.
Las normas de comportamiento de un pueblo creyente, son las normas que rige el propio sentido común y que ellos aprendieron después de cometer todos los errores.
No robar, no matar,
No ser infiel a tus promesas de amor en el matrimonio.
No hablar mal de los demás e inventar historias que dañen su imagen y honor (blasfemias y falsos testimonios).
En definitiva tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Así de sencillo, y así de olvidado tantas veces está máxima de comportamiento ético.
El respeto a la libertad del otro, es una manifestación del amor. Si el otro me da algo que yo hago que me lo dé, es chantaje emocional, no es amor.
Como Dios, es una película que manifiesta muy bien algo que hacemos las personas muy habitualmente: echarle la culpa a Dios de todo lo malo que pasa en el mundo, echarle la culpa a Dios y a los demás, de nuestra propia insatisfacción personal, y la frustración de que no te salgan las cosas como tu crees o esperas que tienen que salir.
Dios nos ha dotado de libertad, conciencia, capacidad de análisis, capacidad de tomar decisiones, capacidad de amar. Si todos actuáramos con esa responsabilidad de lo que depende de nosotros, todo funcionaría con mucha más humanidad. Tendríamos mucho mejor repartidos todos los bienes de la naturaleza y no necesitaríamos andar echando la culpa a Dios, como si fuera alguien que se alegra con la injusticia y con fastidiarnos.
Esta forma de funcionar, nos habla de una sociedad que ha normalizado el chantaje emocional como una forma lógica de comportarse en las relaciones. Esto lo aplicamos también a Dios o a un ser sobrenatural aunque no creamos que exista.
Esta película es muy buena para ver la diferencia entre superstición, magia, idolatría, todas ellas son formas de vivir la religión, de una forma infantil y manipuladora. Los niños intentan salirse con la suya pataleando. Lo propio de la vida adulta, es responsabilizarse de la propia vida, y tener capacidad de superar las dificultades.
La libertad es un requisito imprescindible en una relación desde el principio hasta el final. En cualquier relación, también en relación con Dios. Nuestra libertad y la libertad del otro a partes iguales.
Querer a otro, es querer verlo ser él mismo pleno y feliz. Una felicidad que no se basa en caprichos, sino en la búsqueda del desarrollo de quienes somos en esencia. Cuando nuestra búsqueda es superficial las cosas se tuercen.
Para interiorizar:
¿Qué depende de ti y puedes mejorar hoy?
Haz uso de tu libertad que no es lo mismo que libertinaje (hacer lo que me da la gana aunque me dañe a mi mismo). La libertad nos lleva a avanzar en la buena dirección de ser personas orientadas a hacer el bien y colaborar con el avance de la humanidad.